viernes, 21 de febrero de 2025

Segóbriga: un mundo antiguo por descubrir.

Al sur de la provincia de Cuenca se alza el cerro de Cabeza de Griego, muy cerca de la población de Saelices. Este desconocido promontorio, que fue usado ya en la edad de hierro como castro defensivo, llamó la atención de varias civilizaciones a lo largo de la historia. Su localización privilegiada animó a sus moradores a construir y superponer varias urbes en el terreno. Este tipo de ciudades, orientadas a defender a las tribus locales, se planificaban siempre en alto para poder otear los horizontes y tener una posición ventajosa en caso de ataque enemigo. 

Con la romanización de la península, este enclave fue mejorado y reconstruido para adaptarse a los cánones que marcaba el imperio venido desde Italia. Así pues, sus ingenieros y nuevos moradores trabajaron en las estructuras de la nueva ciudad: Segóbriga. Esta conquista no fue pacífica, ya que se produjo tras una larga lucha entre romanos y celtíberos en el siglo II A.C. 

Basta con analizar un mapa de las ciudades romanas de la época para ser conscientes de la importancia de este paraje, ya que no hay más ciudades relevantes en un amplio margen a la redonda. Tal vez, por distancia, la ciudad principal más cercana sería Toletum (Toledo), la cual estaba separada por un centenar de kilómetros. En el año 80 A.C, Segóbriga alcanza un poder colosal, ya que es la responsable directa de los enormes territorios que se sitúan alrededor de esta. Este detalle provocó que la urbe alcanzara fama y riqueza a partes iguales, algo que se refleja en los objetos aparecidos en las excavaciones actuales. 

La decadencia de la ciudad comenzó en el siglo IV, fecha en la que datan los arqueólogos el abandono de sus edificios principales. En época visigoda, la ciudad recuperó cierto esplendor, pero este duro poco, ya que con la llegada de los árabes cayó completamente en el olvido. Segóbriga, fue destruyéndose poco a poco, hasta quedar completamente borrada del mapa.


Vista aérea de Segóbriga. Fuente: UCM

En el siglo XVIII la actividad vuelve al cerro Cabeza de Griego, y las excavaciones ponen de relieve la aparición de una catedral visigoda que llama la atención del resto de arqueólogos del país. A partir de ese momento, las campañas de trabajo se suceden, y poco a poco la ciudad reaparece de su abandono. 

Por desgracia, y como sucede en la mayoría de estructuras abandonadas, no son pocos los pueblos cercanos que utilizaron la vetusta ciudad como fuente inacabable de piedras y sillares, que se aprovecharían en la creación de nuevos edificios en otras ubicaciones. Esta "canibalización" es completamente normal, ya que es inútil desperdiciar fuerzas en extraer la roca de las canteras si ya permanece procesada y moldeada. 


Necrópolis


 Al entrar en el yacimiento, y muy cerca de donde se produjeron las primeras prospecciones arqueológicas, nos encontramos con una necrópolis en la que según los expertos, se pueden diferenciar varios tipos de ritos funerarios. Se intuye pues que fue utilizada tanto por romanos, como por los primitivos cristianos, y abarcó varios siglos en el tiempo. Todas estas tumbas antropomorfas se encontrarían fuera de los muros defensivos de la ciudad, y muy cerca de la calzada que unía Segóbriga con Toletum y Cartago Nova (Cartagena).

La urbe romana, como no podía ser de otra manera, contaba con un eficiente servicio de agua corriente gracias a un acueducto de varios kilómetros que aprovechaba las aguas de los manantiales cercanos. Este valioso elemento era transportado a través de una tubería de plomo hasta donde fuera necesaria. 


Restos del acueducto


A pesar de que nuestra imaginación evoca grandes estructuras cuando hablamos de acueductos, estos solían ser más prácticos que estéticos. Como podemos ver en la fotografía, no hacía falta una mega construcción para un propósito tan sencillo. A pesar de ello, el paso del tiempo y el robo del precioso metal, ha casi borrado del mapa la conducción de agua romana.

Una vez sobrepasados los restos del acueducto, podremos divisar ya uno de los puntos importantes del yacimiento: la catedral visigoda.


Catedral visigoda


A pesar de su evidente deterioro, se sabe a ciencia cierta que no fueron pocos los obispos de los siglos VI y VII que eligieron ese emplazamiento para su sepultura, lo que hace intuir a los investigadores que la catedral fue erigida sobre la tumba de algún cristiano con mucha importancia de la zona, aunque desconocen su identidad. 
Al igual que este edificio religioso, un enorme circo romano edificado en las cercanías ha quedado completamente absorbido por el paisaje, aunque los arqueólogos describen su ubicación exacta con precisión gracias a los restos encontrados. Aquí, se celebrarían carreras de caballos remolcando pesadas cuadrigas típicas de la época romana. 


Recreación del espacio del circo. Fuente: Segobriga.org


Tras rebasar la zona que ocupaba el desaparecido circo, el camino va elevándose hacia el cerro, y comienzan a divisarse las estructuras más reconocibles. Tras unos cientos de metros, nos encontraremos a las puertas de otro edificio dedicado al ocio: el anfiteatro. 
Por suerte para el visitante, el colosal monumento se encuentra parcialmente reconstruido, lo que permite hacerse una idea de su tamaño y forma original. 


Entrada al anfiteatro


Esta estructura, construida en torno al siglo I, estaba destinada a la lucha de gladiadores, que pugnaban en campeonatos por hacerse con la victoria. Al contrario de la imagen que el mundo del cine ha proyectado sobre este colectivo, es muy probable que fueran altamente valorados, y casi ningún combate acabara con heridas graves o muerte. De hecho, los que destacaban en el mundo de la lucha gozaban de estatus social, adquiriendo así numerosos privilegios negados a otras castas sociales. 

A día de hoy, se calcula que el anfiteatro tenía una capacidad de más de 5000 personas, una cifra nada desdeñable, aunque ridícula si lo comparamos con el coliseo de Roma, que está estimada en más de 60.000 espectadores. 


Anfiteatro 


Destaca el hecho de que todas estas estructuras estaban construidas fuera de las murallas, como si no perteneciesen a la ciudad. Tal vez, la cultura romana priorizaba la defensa de los edificios de viviendas y almacenaje de víveres, dejando las construcciones orientadas al ocio un poco más desprotegidas. Esto era un arma de doble filo, ya que si el enemigo conseguía penetrar en estos laberintos de piedra, le sería muy fácil atrincherarse en ellos. 
A pesar de todo, lo que podría ser un problema defensivo, fue un acierto económico, ya que parte del anfiteatro está asentado sobre la loma que protege la ciudad, adaptándose a sus forma, evitando el tener que construir gran parte de su cimentación. 
Otra infraestructura cercana, el teatro de Segóbriga, también se aprovechó de esta circunstancia, asentando su graderío sobre la loma ya presente. 


Teatro de Segóbriga


Como vemos en la imagen este escenario también se encuentra reconstruido. A pesar de que faltan muchas de sus columnas y decoraciones originales, se ha podido hacer una aproximación a su forma real. 



Graderío desde el escenario


A día de hoy, el recinto ha sido aprovechado para celebrar en él eventos y representaciones modernas, devolviéndole parte de su esplendor perdido. 
Como vemos, gran parte de los impuestos del imperio romano iban dedicados al entretenimiento, ya que se sufragaban enormes cantidades de dinero de la época en este ámbito. Tal vez, las grandes élites romanas aprendieron pronto que era una de las mejores maneras de sofocar rebeliones internas y forjar un espíritu de comunidad entre las clases pudientes. Era deber del gobierno mantener a estas castas satisfechas, ya que al fin y al cabo eran posiblemente las que más impuestos y dádivas ofrecían al imperio. 
Por desgracia para ellos, su civilización, una de las más avanzadas de la época, pareció crecer demasiado, y una crisis climática que truncó la agricultura y ganadería, en combinación con el caos político y las venganzas habituales en las esferas romanas, hicieron colapsar todo el sistema en el año 476. 

Posiblemente, parte de esos problemas y rencillas entre poderosos se fraguaron en otro de los puntos importantes de Segóbriga: el foro de la ciudad. 
Anexo al teatro, y separado de este por las murallas hoy casi desaparecidas, este espacio era el punto neurálgico de la urbe, donde se trataban las cuestiones más importantes y todos los ciudadanos desarrollaban su vida social. 
El acceso, que según los expertos se hacía bajo los muros de un enorme pórtico hoy desaparecido, daría paso a una explanada nivelada para adaptar el recinto al desnivel existente. 


Vista general del foro y parte de la ciudad


Como es de imaginar, el foro estaba rodeado de los edificios más prestigiosos de la urbe como la basílica romana, de la cual ya no queda apenas nada. La religión, muy presente en la antigua roma, tenía un lugar privilegiado en la vida pública de Segóbriga. 
Además, y dada la importancia de la ciudad en el ámbito de la agricultura y la ganadería, es de suponer que gran parte de la actividad comercial se desarrollase en esta ubicación, junto con las termas, situadas a no muchos metros de allí. 


Restos del foro y edificios anexos


Como se puede intuir, la zona estaría repleta de columnas y zonas porticadas, que resguardarían a los ciudadanos de las inclemencias meteorológicas. 
En dirección oeste, y finalizando los restos visibles de Segóbriga, se encuentra la Ermita de los Remedios, edificada en el siglo XVI sobre parte de los restos de las termas. 


Ermita sobre las termas


Como vemos, no es extraño que los lugares sean aprovechados por las civilizaciones posteriores, reutilizando las estructuras y los espacios una y otra vez. Por ello, el trabajo arqueológico es largo y tedioso, ya que tiene que ir desenterrando y analizando cada capa extraída de manera individual para confeccionar un marco global. De hecho, y a pesar de que Segóbriga no fue plenamente poblada en la época musulmana, han aparecido restos de fortalezas defensivas en su perímetro, confirmando así su presencia en la ciudad. 
Las sucesivas campañas arqueológicas venideras, irán descubriendo nuevas partes de la ciudad, ya que apenas se ha estudiado un pequeño porcentaje de ella. Por ejemplo, se desconoce en profundidad el número de habitantes que albergaba, aunque se pueden hacer estimaciones en base a sus infraestructuras. La realidad es que la zona residencial de Segóbriga permanece enterrada o arrasada, algo que solo el trabajo de los expertos podrá deducir. Mientras tanto, las administraciones pertinentes están centrando sus esfuerzos en la recreación moderna de los edificios romanos, como es el caso del criptopórtico del foro, un edificio techado en el cual se cree que se usaba como almacén administrativo. 


Criptopórtico del foro


Esta unión de esfuerzos entre la administración y los investigadores se está viendo reflejada en la creación de un museo arqueológico propio dedicado a Segóbriga, situado a la entrada del propio yacimiento. 
De hecho, su exposición continua permite hacernos una idea acerca de la vida de las civilizaciones que habitaron esta urbe, así como contemplar algunas de las piezas más valiosas encontradas en el yacimiento. 


Estatua encontrada en el foro


Este espacio expositivo quizá consiga pone en valor la antigua urbe de Segóbriga, denostada por otros yacimientos y ciudades romanas en España que acaparan la atención mayoritaria del público en general. A pesar de que ya vimos los encantos de Mérida en este blog, es posible que en España todavía queden enclaves muy poco conocidos que nos sumerjan en tiempos antiguos de los que aún queda mucho por descubrir. Como se puede apreciar en el pequeño museo a pie de yacimiento, el valor y la densidad de los hallazgos en este paraje conquense es similar o superior a otros que gozan de un reconocimiento mucho mayor. Como ya ha constatado el equipo de "Viajar o morir", el viaje a la ciudad conquense de Segóbriga no deja indiferente a nadie, y debiera ser un destino obligatorio para los amantes del historia y de la arqueología. 
 

jueves, 20 de febrero de 2025

Piedras fecundantes: la misteriosa conexión con la madre tierra.

 La provincia de Huesca esconde uno de los enigmas más poderosos y quizá menos conocidos de la relación de las antiguas civilizaciones con los elementos del paisaje que las rodeaban. 

En las llanuras calcáreas, no muy lejos de la capital, enormes afloramientos rocosos han quedado al descubierto, y han sido expuestos a los elementos. Estas enormes piedras, han sufrido el acoso incesante de los vientos, el agua y las bajas temperaturas, que han ido esculpiendo caprichosas formaciones en las grandes moles rocosas, dotándolas de auténticas pareidolias reconocibles desde la distancia. 

Estos afloramientos, han sido utilizados por el ser humano desde hace miles de años, aunque su propósito y utilidad es desconocido a ciencia cierta. Los investigadores locales han sugerido que estos enclaves eran utilizados con fines rituales orientados a la fertilidad. 

En los tiempos en los que los musulmanes vivían y progresaban en estas tierras, se sabe que estas rocas fueron utilizadas como puestos avanzados de vigilancia o atalayas naturales, ya que su elevación permitía obtener una vista privilegiada del entorno a gran distancia. Además, en caso de ataque directo, siempre disponían de la ventaja que proporciona una altura difícil de conquistar. Este hecho ha provocado que muchas de las piedras sean conocidas como "la de los moros", en clara alusión a esta época. 

Sin embargo, algunos historiadores remontan siglos, incluso milenios atrás esta datación, ya que dan por cierto que muchos habitantes del neolítico abandonaron sus cuevas y abrigos en la roca para asentarse en estos parajes, que ofrecían multitud de recursos al encontrarse en llanuras donde eran propicias la caza y la agricultura primitiva. Este argumento es reforzado con la presencia de multitud de cuevas prehistóricas con actividad humana demostrable no muy lejos de estos afloramientos rocosos. 

Sin embargo, en lo que todos los que han profundizado en el tema coinciden, es que estas piedras tienen una gran simbología relacionada con la fecundidad, y esbozan ideas de como podían utilizarse en las sociedades ancestrales. 


Peña Mujer (Velillas)


En el termino oscense de Velillas se encuentra una de esas grandes moles pétreas, conocida como "Peña Mujer", que según los expertos simboliza una mujer embarazada. Este enclave, que fue declarado BIC (Bien de Interés Cultural), ha suscitado siempre diversas teorías aún sin esclarecer. 

La tradición oral de los pueblos de la zona habla de que tanto las mujeres que deseaban quedarse embarazadas como las que ya lo estaban, acudían a la cercanía de la roca para rodearla varias veces mientras en voz baja susurraban oraciones desconocidas. Además, la zona está rodeada de encinas, árbol que se reproduce por las famosas bellotas, y que está asociado a la fertilidad. 

Probablemente, las oraciones sustituyeron a algún tipo de rito pagano, y quién sabe si el paganismo fue el sustituto de algún rito prehistórico. Estos actos serían acompañados de ofrendas, ya que en la zona se han encontrado diversos restos de cerámica, que probablemente contuvieran algún tipo de dádiva en forma de alimento.  

En dirección sur, a unos 20 kilómetros en línea recta, nos encontramos en la población de Tramaced con otro gran afloramiento rocoso en el que podemos encontrar diferentes formas pétreas que han sido modificadas en algunos casos por la intervención humana. 


Peña Lucía (Tramaced)


Según Manuel Benito, el primer investigador moderno que puso sus ojos en este tipo de complejos, la Peña Lucía de Tramaced es la que tiene unos procesos más elaborados y complejos en su interior, ya que sus entrañas se encuentran parcialmente excavadas por la mano del hombre. De hecho, solo con observar su exterior, se pueden reconocer distintas formas y acciones horadadas con herramientas primitivas.


Exterior de la Peña Lucía


Es el propio camino lógico y natural el que nos invita a rodear la peña en una dirección concreta, cuando un enorme agujero nos sugiere la posibilidad de adentrarnos en el interior de la mole pétrea. Allí, y aprovechando los materiales más débiles, nos encontraremos con una serie de estrechos conductos que nos llevan hasta una pequeña sala, donde se presupone que se llevaba a cabo algún tipo de ritual. 


Entrada


En un momento dado, el laberíntico pasillo nos ofrece una salida al exterior, pero esta vez la escapatoria da a la parte alta del conjunto pétreo. Este itinerario no estaba hecho al azar, ya que se supone que nuestro cuerpo "entra" de nuevo en el vientre materno para volver a salir al exterior. Esto implica un concepto místico muy venerado, como es el "renacimiento". Este volver a nacer, nos haría reconectar con la naturaleza, adquiriendo sus grandes poderes y su simbolismo. 


Orificio de salida


Este tipo de ritos y creencias ha desaparecido casi en su totalidad, ya que las sucesivas religiones se han ido imponiendo, a veces integrándolos en sus propias liturgias, pero siempre asociándolos a imágenes celestiales. Este "reaprovechamiento" ha ido borrando los orígenes de la tradición, haciendo casi imposible su comprensión desde una perspectiva moderna. 

A escasos metros de la piedra del "renacimiento", nos encontramos con su propia antítesis, ya que en lo alto de otra de las achatadas rocas podemos ver un cementerio antropomórfico de origen medieval. 


Tumbas talladas en la roca


Este enclave no parece elegido al azar, y tal vez en la edad media quisieran asociar la muerte con la vida dando a entender que forman parte del mismo círculo natural. Sea como fuere, en un solitario afloramiento rocoso rodeado de campos de cultivo, podemos ver una gran cantidad de ritos conviviendo en un espacio reducido. 

En tercer lugar, y no por ello menos importante, nos desplazaremos hasta una de las más  conocidas, situada en las cercanías de la población de Ayera. Esta roca, conocida como "Piedra de los Moros", es quizá la piedra fecundante más estudiada y analizada. Numerosos han sido los investigadores e historiadores que han desplegado sus teorías sobre el paraje, aunque no siempre concuerdan plenamente. 

Como hemos visto anteriormente en la ya mencionada Peña Lucía, las carrascas nos dan la bienvenida al lugar, siendo estas un claro ejemplo de fecundidad, debido a su reproducción por bellotas. Por si fuera poco, y tras recorrer un sinuosos sendero entre bosques y campos de cultivo, una gran piedra en forma de falo masculino nos da la bienvenida. 


Falo de piedra


 

En este enclave, lo masculino y lo femenino están continuamente representados en un magnifico y elaborado puzzle tallado en la roca. 

A pesar de no conocer muy bien este juego ceremonial, parece que las niñas que estaban a punto de tener su primera menstruación, o que ya la habían tenido, eran acompañadas a las piedras, y tras recorrer una serie de cavidades, inauguraban su nueva etapa vital. Este concepto, reforzado además con la creencia de que una curandera que vivía en el complejo pétreo las acompañaba en todo momento, nos puede hacer volar la imaginación de una forma colosal. 


Cueva iniciática


Muchos de estos orificios horadados en la roca son de origen humano, y están alineados con los equinoccios de primavera y otoño. Esto hace que la salida del sol proyecte sus primeros rayos sobre el falo, y parte de la sombra apunte hacia alguna de estas cuevas. Este claro simbolismo no puede ser de ninguna manera casual, y refrenda la idea de que estamos ante un conjunto ceremonial con un mecanismo complejo. 

Además, estas moles de piedra están dispuestas casi en línea recta, como una dorsal pétrea que emerge de la tierra, y cada una de estas partes se utilizaría con un fin distinto aunque integrado en el mismo ritual. 


Acceso a las Cías


El último gran peñón, conocido como el conjunto de las Cías (o silos de grano) es el más grande y llamativo de todos, puesto que su visión desde el aire resulta plenamente sorprendente.


Las Cías a vista de dron. Fuente: Pinterest


Esta gran mole, a la que se accede mediante una rampa excavada en la propia roca, está plagada de orificios en su parte alta similares a los antiguos silos o aljibes. En uno de sus extremos permanecen unas extrañas siluetas en forma de pisada humana. Según cuenta la leyenda, un rey moro afincado en el pueblo cercano de Santa Eulalia, encerró a su hija en una torre (posiblemente una atalaya que ha llegado hasta nuestros días). El motivo del castigo se debía a que la mujer no quería casarse con el pretendiente que su padre había elegido para ella. En un momento dado, la joven saltó desde su torre para aterrizar en la gran mole de piedra, dejando por siempre la huella de su huida. 


Huella de la princesa


Dejando a un lado esta leyenda, toda la superficie rocosa se encuentra completamente perforada por agujeros artificiales, en los que la mayoría de historiadores concuerdan en que se depositaba el grano para aprovechar los beneficios mágicos de la piedra y asegurarse una excelente cosecha. Aun así, otros investigadores difieren y aseveran que las cavidades están unidas entre sí, y que formarían parte de un ritual desconocido de fertilidad, donde las adolescentes serían también acompañadas por la curandera que custodiaba el enclave. 


Los enormes agujeros horadados


Sea como fuere, el esfuerzo de haber excavado toda la superficie tuvo que ser brutal, y sus creadores parecían tener muy claro el objetivo que querían lograr. El resultado es que la roca ha quedado completamente "tiroteada" por la acción humana. 

En el extremo opuesto a donde se encuentra la rampa de acceso y las "huellas" de la leyenda, parece que las cuevas rituales vuelven a tener protagonismo, y se nos presentan en la actualidad bajo un serio peligro de derrumbe, ya que la roca principal se está desgajando debido a la erosión. 


Cueva ritual


A lo largo y ancho del enclave ceremonial, se encuentran pequeños rebajes con forma de cuenco, más conocidos como "cazoletas", donde supuestamente se depositaban las ofrendas. También eran las encargadas de recoger el agua de la lluvia, aunque se desconoce el papel del agua en los ritos que allí se llevaban a cabo. Es de suponer, que el líquido elemento era otro de los grandes poderes de la madre tierra y fuente de vida, por lo que está presente en muchos de los enclaves rituales de la humanidad.


Roca con relieve de mujer


En el punto más extremo de la Piedra de los Moros se halla uno de los detalles más interesantes del conjunto. En la última zona de pequeñas cuevas entrelazadas, existe una figura antropomorfa de una mujer delineada sobre la roca. Estos trazos, de los cuales se desconoce su época y su objetivo, parecen representar a unos senos femeninos combinados con unos testículos masculinos. 


Detalle de los trazos


Probablemente, y por desgracia para nosotros, la Piedra de los Moros y el resto de piedras fecundantes escondan multitud de secretos que con toda seguridad nunca descubriremos. A día de hoy, solo un reducido grupo de mujeres, cautivadas por los relatos antiguos y la unión con la madre naturaleza siguen acudiendo a estos parajes en fechas señaladas. Tal vez, el acelerado mundo global ya se encuentra completamente desvinculado del entorno que nos cobija. 

En nuestro afán por combinar y mejorar la comodidad y la economía, nos hemos desenraizado de la madre tierra y todo lo que provenga de ella. Sin piedad, hemos tratado de someter las leyes naturales, y tan solo en forma de catástrofe extrema volvemos a ser conscientes de que hay fuerzas poderosas que somos incapaces de controlar. El exterminio constante de especies, tanto naturales como botánicas, posiblemente nos depare una gran sorpresa de la que no llegamos a vislumbrar las consecuencias. Tal vez, solo tal vez, si nos consideráramos más humildes y conectados con nuestro entorno, aprenderíamos valiosas lecciones que garantizarían nuestra supervivencia en un mundo que no es nuestro y en el que tarde o temprano desapareceremos (y en el que no habremos causado una buena impresión).  

lunes, 17 de febrero de 2025

Pasión por la ornitología: entre picos y plumas.

Seguimos analizando desde este humilde blog la labor que realizan decenas de colectivos diseminados a lo largo y ancho del territorio nacional por ayudar a la naturaleza en todas sus facetas. En el día de hoy, vamos a conocer el trabajo de dos grupos arraigados en la provincia de Huesca, donde llevan a cabo casi todas sus actividades. 

En primer lugar, el Grupo Ornitológico Oscense (GOO), que lleva activo desde el año 1978, es un reputado colectivo de voluntarios que llevan media vida trabajando a pie de campo por la conservación y el estudio de las numerosas especies que viven y recorren la provincia oscense. De manera directa, los datos y observaciones realizadas por sus miembros, repercuten de una manera fundamental en los estudios que a nivel nacional se realizan sobre migraciones, costumbres y número de individuos o especies. 


Logotipo del grupo


Estos muestreos científicos se realizan en distintas jornadas durante todo el año, y adaptan su modus operandi dependiendo de la época y el objetivo del estudio. De esta manera, pueden controlar la época de cría, así como los pasos migratorios o las poblaciones que permanecen estáticas durante todo el año. La captura de las aves se realiza con "redes japonesas", que son estratégicamente colocadas en los terrenos que frecuentan las aves al desplazarse. Gracias a la fina composición e hilado de los materiales que conforman las mallas, las distintas especies van quedando atrapadas sin posibilidad de escape. Tras mantenerse a la espera durante unos minutos, los miembros del grupo realizan una batida y van recuperando las aves capturadas, y depositándolas en jaulas especiales para tal efecto. Una vez que las redes están despejadas, los ejemplares capturados son trasladados a las mesas de trabajo, donde son anillados y medidos por personal acreditado.


Un miembro del GOO recupera un ave. Foto: L. Guerrero 


La titulación de los miembros no está al alcance de todas las personas, ya que requiere un estudio intenso de la morfología de cientos de especies, así como una destreza práctica obligatoria a la hora de manipular al animal y anillarlo. Este trabajo de preparación dura años, y acaba cuando el aspirante al título de anillador aprueba los exámenes requeridos. 


Mesa de trabajo con los útiles necesarios


Cuando el ave se encuentra en el espacio de trabajo, los movimientos deben ser rápidos y precisos, ya que el estrés generado al animal puede ocasionarle graves daños, incluso la muerte. Así pues, una cadena de manos logra en tiempo récord colocarle la anilla de identificación, sexarlo, medir sus alas y pesarlo antes de ser nuevamente liberado. Todos esta información pasa a una base de datos común, donde anilladores de todo el mundo pueden controlar todas las aves ya identificadas que han caído en sus redes. Gracias a los datos obtenidos, y puesto que la anilla tiene un número único, el ave podrá ser estudiada si cae en más controles científicos a lo largo de sus vida. 

Además de los anillamientos con fines de investigación, el GOO gestiona el muladar de Tiacuto, un paraje montañoso ubicado al norte de Huesca, muy cerca del enclave conocido como "El salto del Roldán". En él, realiza cada dos semanas un "aporte" de comida para las aves necrófagas. Este ritual responde a un grave problema generado hace unos años, cuando la enfermedad de las "vacas locas" endurecieron las leyes e impidieron a los ganaderos abandonar los animales que morían en el monte. Esta situación generó un declive en los carroñeros alados, que muy pronto comenzaron a ver menguada su población dada la escasez de comida. El GOO, consciente de este problema, decidió comenzar con los aportes de comida, siendo estos insuficientes para abastecer a la población necrófagos existentes. Este detalle es intencionado, ya que no se pretende dar un sustento diario y homogéneo, sino simplemente utilizar el muladar como un complemento a su alimentación. De esta manera, las aves no generan una dependencia del humano para su existencia. De hecho, la cantidad de comida no excede los 400kg, siendo a veces el número de ejemplares que acuden superior a esta cifra.


Los buitres comienzan a llegar ansiosamente


El procedimiento del muladar es sencillo: durante la semana, el grupo ornitológico recibe restos de carne no apta para consumo humano que se almacena durante unos días. El día marcado, un vehículo de la organización accede por las pistas que conectan Huesca con el muladar, y una vez allí, comienza a descargar los restos de carnaza. Los buitres, que ya son capaces de identificar el vehículo en el trayecto de ascenso, son los primeros en acudir y arremolinarse entorno al espacio delimitado del comedero. 

Una vez el vehículo está asentado, varios miembros del grupo comienzan a arrojar los trozos de carne y hueso, y los buitres pugnan entre sí para alimentarse. La lucha, que siempre es inofensiva para su integridad, puede alcanzar niveles altos de violencia, generando un espectáculo visual sin precedentes. 


Vehículo del GOO descargando

 

La experiencia del muladar, que es gratuita y abierta a todo aquel que quiera desplazarse hasta el Tiacuto, va acompañada de una explicación por parte del presidente del GOO, que va relatando los aspectos principales de estas aves y de todas las que van apareciendo sucesivamente a lo largo de la mañana. 


Imagen de los buitres de Tiacuto


Cuando acaba la comida y la explicación, los buitres bajan la intensidad de sus disputas, y los visitantes se van retirando del área del comedero para aposentarse en un punto de observación habilitado en las cercanías. Desde allí, prosiguen las explicaciones y se responden a todas las dudas planteadas por los allí presentes. El hecho de alejarse del muladar hace que otras aves como milanos y todo tipo de córvidos se acerquen hasta él para aprovechar los restos dejados por los buitres, y facilita la llegada de una de las especies más deseadas: el quebrantahuesos.  Este tipo de necrófaga, protagonista del logotipo del GOO, está presente en el pirineo oscense, y suele ser uno de los animales protagonistas del muladar. 


El quebrantahuesos llegando al muladar


En los meses cálidos, también es habitual la presencia de alimoches, que tras su periplo por África durante el invierno, vienen hasta estos enclaves para alimentarse y reproducirse. Este animal, que lanzó a la fama Felix Rodriguez de la Fuente, despierta también las pasiones de los fotógrafos que suben hasta el muladar en busca de las irrepetibles fotografías que allí se obtienen. 

Y es que, es imposible despegar la ornitología de la fotografía, ya que son muchos los que combinan ambas aficiones. De hecho, el GOO cuenta con una plantilla de grandes fotógrafos de fauna que acompañan al grupo en todas sus actividades. 

Los compromisos de la asociación no acaban en estas dos actividades de calendario fijo, ya que también es posible ver al grupo ofreciendo charlas, talleres, e incluso recogiendo aves que han sufrido algún percance y trasladándolas a las entidades pertinentes que la comunidad habilita para ello. 

Toda esta inmensa labor de concienciación se lleva a cabo de manera completamente desinteresada por parte de sus miembros, ya que no reciben ningún tipo de compensación ni subvención económica por ello. Además, todas sus actividades son gratuitas y abiertas al público general. Por ello, desde esta página recomendamos la participación en los eventos que el GOO nos plantea en Huesca y sus alrededores, pues son muy pocos los que no obtienen una valiosa explicación y una buena jornada con ellos. 


PÁGINA WEB DEL GOO



No hace falta abandonar la provincia oscense para conocer otro de los puntos clave de la actividad ornitológica española. Se trata ni más ni menos de la migración de la grulla (Grus Grus), que obtiene una gran representación al oeste de la capital oscense ubicada en la cercana localidad de Montmesa. 

Para conocer este punto hace falta remontarse a los tiempos en los que los árabes poblaban las tierras aragonesas, y donde desarrollaban su agricultura. Para abastecer estas fértiles tierras, se afanaron en la construcción de azudes (pequeñas represas que frenaban el agua de los ríos) y albercas, que consisten en embalses artificiales y normalmente de poca profundidad. 

En este caso, la villa de Montmesa, posee en sus alrededores la antigua alberca de Alboré, desde la cual los árabes podían repartir el agua por todo el territorio cultivable que poseían remansando las aguas del río Astón.


Montmesa


 

Hoy en día, y con la construcción en la década de los 60 del embalse de la Sotonera, la alberca fue absorbida por este, quedando desdibujada y perdiendo su forma originaria. Aun así, a día de hoy es un auténtico refugio de fauna y flora muy diversa, ya que posee biotopos muy distintos condensados en escasos kilómetros de terreno. 


Alberca de Alboré y embalse de la Sotonera


Basta con dar un pequeño paseo para constatar la gran diversidad que poseen estas tierras, ya que los enormes campos de agricultura extensiva se combinan con pequeños bosques de pinos y chopos. Por si fuera poco, la propia alberca inunda las grandes extensiones de tamarices, auspiciando todo tipo de vida en sus aguas. 
Gracias a esta diversidad, las grullas eligen todos los años estos territorios para descansar y alimentarse en sus largos viajes de migración. 
Con la llegada de la temporada fría, estas grandes aves abandonan sus hogares al norte de Europa para disfrutar de un invierno con más oportunidades en España y en el norte de África. Con la llegada de la primavera, recorre el mismo camino en sentido inverso para reproducirse en tierras del norte de Europa. 
Este proceso se realiza de manera gregaria, y los grandes bandos cubren enormes distancias salvando los accidentes geográficos y orográficos más pronunciados. En España, su principal barrera son los pirineos, para lo cual buscan láminas de agua donde descansar y alimentarse, recuperando fuerzas para atravesar la cadena montañosa cuando los vientos son propicios. 


Formación en "V" de grullas


Esta especie migradora, que se desplaza en sus reconocibles bandos con forma de "V", busca la eficiencia en vuelo, colocando a las grullas más poderosas al frente, y facilitando el trabajo de las que vuelan a sus espaldas. En tierra, busca láminas de agua de poca profundidad para descansar, ya que en caso de ataque, la presencia de depredadores es advertida por sus chapoteos al internarse aguas adentro. 


El zorro, máximo depredador (tras el hombre)


La alberca de Alboré presenta un escenario ideal para estas aves, ya que la lámina de agua les garantiza la seguridad, y los campos cercanos le permiten alimentarse de una manera regular. Además, los pequeños seres que habitan el agua son el complemento ideal en la dieta de esta especie. Crustáceos, moluscos y anfibios son devorados por las aves generando una reserva de proteína ideal para los grandes esfuerzos que soportan. 


Grullas en los campos de Montmesa

 
Conforme las horas de luz aumentan, el reloj biológico de la grulla se activa, y son decenas de miles las que comienzan a agruparse para realizar la migración. En Aragón, existen puntos estratégicos como Gallocanta o Alboré, por lo que la visión de estos espectaculares animales está casi garantizada. 
Por la mañana, cuando el sol comienza a despuntar, las grullas parten de las acumulaciones de agua, y tras agruparse en el aire parten en dirección a los pirineos. A medida que avanzan, ellas mismas son las encargadas de tomar la decisión de si pasarán o no la cordillera, tomando a veces la determinación de volver a la alberca si las condiciones son desfavorables.
Así pues, y muy conscientes de este ritual anual, los ayuntamientos de la zona tomaron cartas en el asunto y han implementado un componente turístico a su oferta relacionado con la ornitología y sus flamantes grullas. Este impulso ha generado la construcción de un centro de interpretación, un observatorio y otros medios, así como la elaboración de un calendario de actividades que giran en torno a la alberca de Alboré. 
Así pues, conforme se acercan las fechas de la migración, son multitud las opciones para divisarlas durante el día, y sobre todo cuando oscurece, ya que es fácil verlas adentrarse en sus dormideros. 


La guía ofrece todo tipo de explicaciones


A pesar de que el número de grullas no es tan elevado como el de la famosa laguna de Gallocanta, los ejemplares pueden contarse a miles en una jornada cualquiera. Este hecho, hace que poco a poco, el turismo ornitológico esté haciendo ganar enteros a Montmesa y las localidades cercanas. 
Desde las cotas elevadas que flanquean la alberca, las guías de naturaleza montan elementos de visión aumentada como catalejos y telescopios que facilitan la observación, por lo que no hace falta irrumpir en los terrenos donde seríamos una molestia para las aves. 
A pesar de todo, lo más llamativo de las grullas no radica tanto en su contemplación, sino en deleitarse escuchando su trompeteo característico, que es audible e identificable a kilómetros de distancia. 

Si elegimos bien la fecha de visita, es posible combinar los anillamientos científicos del GOO que se producen en el entorno de la alberca, así como las actividades generadas por la migración de las grullas, pasando un día en compañía de la naturaleza y de las aves. 
Como vemos, la actividad ornitológica en Huesca es extensa y variada, haciéndola una de las provincias más desconocidas pero más viables para este tipo de turismo de naturaleza. 





Como estamos observando en este blog, todavía sigue habiendo personas protegiendo y defendiendo la naturaleza en todas sus formas. Quizá sea el último recurso al que aferrarse en un mundo en el que las noticias (malas) hagan presumir un estrepitoso final.

viernes, 14 de febrero de 2025

Segorbe: el cementerio de muñecas.

Tal vez, uno de los elementos que más representan y evocan nuestra niñez son los juguetes con los que hemos crecido y disfrutado. A pesar del paso de los años, todos recordamos aquellos objetos en los que invertíamos nuestro tiempo cuando la inocencia nos hacía vivir una vida tranquila y sin preocupaciones. Desde tiempos inmemoriales, y debido al machismo y marcado sesgo de género en los juguetes, las muñecas han sido el eje del desarrollo a través del cual muchas generaciones de niñas han aprendido virtudes que emplearían más adelante, como el cuidado de las personas y su futura labor como responsables de su tarea como madres de su prole. Este estereotipo impuesto ya desde su nacimiento por la sociedad hasta hace muy poco, ha ido en retroceso adaptándose a las nuevas generaciones. 

Aun así, y dejando de lado esta imposición según el sexo, las muñecas siempre han evocado sentimientos de felicidad y alegría. Pero, como veremos a continuación, no siempre ha sido así.


Spot comercial



 

Normalmente, las muñecas se publicitan como seres inocentes y divertidos, con elegantes trajes y accesorios, pero estas mismas muñecas pueden ser las protagonistas de encuentros de pesadilla. Por ejemplo, y debido a la influencia del cine de terror, estas inertes criaturas han tomado vida con actitudes extremadamente violentas y hostigadoras. Este nuevo rol casi demoníaco se popularizó en las pantallas desde los años 70. 


Muñeca Annabelle, en su adaptación al cine y la muñeca real

En 1988, la película "Chucky, el muñeco diabólico" hizo las delicias de los amantes de las emociones fuertes, marcando la senda a las siguientes producciones que usaron muñecos como protagonistas principales del misterio y el miedo. En la vida real, una familia de parapsicólogos, los Warren, lanzaron a la fama la historia de una muñeca poseída que afectaba las vidas de los humanos que la rodeaban. Esta historia fue reflejada en el cine, bajo el título "Annabelle", que logró completar una saga de varias entregas exitosas. 

En la vida real, la simple visión de una muñeca abandonada puede ser motivo de alarma, ya que nuestro subconsciente probablemente recuerde las historias vistas en pantalla. 


Muñeca en una escuela de Chernobyl


Como podemos comprobar, el uso de muñecos para la composición fotográfica es frecuentemente utilizado, dándole un toque macabro y tenebroso. El equipo de "Viajar o morir" pudo comprobarlo al adentrarse en una de las abandonadas y contaminadas escuelas en nuestro viaje a la "zona muerta" de Chernobyl

Pero no hace falta irse tan lejos para explorar lugares relacionados con el abandono del terror. En Segorbe, una localidad del interior de Castellón, un empresario ceramista llamado Ramón Inglés, se instaló junto a su hermana Josefina en un antiguo edificio a las afueras de la localidad. Este enorme caserón, que databa de principios del siglo XX, fue utilizado como convento hasta la guerra civil. Según cuenta la historia, la parcela fue desalojada por milicianos republicanos de la CNT expulsando y acabando con la vida de sus moradores. 

Una vez desocupada la propiedad, esta pasó a ser un punto de vigilancia de importante valor estratégico, y consiguió resistir la guerra sin ser completamente destruido. Ya en la posguerra, se convirtió en una fabrica de telas, hasta que Ramón Inglés compró la propiedad en los años 70. En este recinto, los hermanos emprendedores veían una inversión asegurada para implantar su negocio de diseño y fabricación de muñecas para distintos fines.


Ramón Inglés


Cuando legalizaron su situación, los hermanos Inglés trabajaron afanosamente en adaptar la antigua fábrica textil a sus necesidades. Gracias a los logros y a la fama conseguida anteriormente en el mundo de la porcelana, el negocio creció exponencialmente, y los hermanos pasaban los días creando nuevas muñecas y accesorios que plasmaban en moldes de escayola. Tras horadar con maestría la sustancia compacta, se vertía en el agujero existente la porcelana pastosa, y tras dejarla secar, la pieza quedaba lista para su montaje. Para esta ingente tarea, la familia tuvo que contratar a varios trabajadores de la zona, que ayudaban en las tareas de fabricación y pintura que requerían las muñecas.


Noticia del periódico "las Provincias"


Tras cosechar rotundos éxitos a nivel profesional, Ramón Inglés fallecía el 3 de mayo de 1997. A partir de esa fecha, la empresa paró en seco su producción y quedó completamente abandonada. 

Casi 3 décadas después, el enorme caserón donde los hermanos Inglés trabajaban sigue en pie, y parte de su huella permanece inmutable al paso del tiempo.  


Edificio de la fábrica


El edificio, que comienza a mostrar algunos signos de su inminente derrumbe, es un paseo por el túnel del tiempo, ya que aún sobreviven miles de moldes distintos almacenados en decenas de estanterías. Debido al paso de algunos desaprensivos, muchos de ellos se encuentran esparcidos por el suelo. Es tal la cantidad de estas piezas, que en ocasiones se hace imposible encontrar una ruta segura a través de las distintas estancias que vamos recorriendo. 


Moldes en uno de las habitaciones


Tras una sencilla comprobación, veremos que es imposible encontrar dos moldes iguales, y cada uno de ellos conserva distintas formas y partes de muñecas y otros elementos accesorios. En su parte exterior, cada matriz está identificada toscamente para facilitar su localización, algo que ahora resulta físicamente imposible debido al desorden. 

Llama poderosamente la atención los miles de patrones distintos que los hermanos Inglés utilizaron en la creación de sus figuras, ya que parece que pocas piezas comunes eran compartidas por los diferentes modelos. 


Matriz de dos piernas


Además, sorprende ver como la estructura principal del edificio ha conseguido soportar todos estos años el enorme peso provocado por la acumulación de todas estas piezas en sus distintas estancias. A pesar de estar fabricados en materiales "ligeros", es fácil intuir que su enorme número provoca un sobrepeso tangible sobre los forjados. 

Pese al buen comportamiento de los elementos estructurales, algunas zonas del edificio han comenzado a derrumbarse, como es el caso de las escaleras que conectan todos los niveles de la fábrica. Debido a este detalle, se hace casi imposible la investigación de este abandono en condiciones de seguridad. 


Escaleras, parcialmente destruidas


Como podemos observar en las fotografías, los moldes "desbordan" las distintas salas, ejerciendo un peso extra sobre las escaleras ya muy debilitadas. Además, parte del techo de la fábrica se derrumbó en 2011, permitiendo que la lluvia y otros factores atmosféricos atacaran la estructura desde su parte superior. 

A finales de los años 90, la propiedad pasó a manos de una compradora que tenía un gran proyecto de rehabilitación para la estructura, pero la nueva propietaria acabó arruinándose y con graves problemas de salud que dieron al traste con la idea. Este acontecimiento puso la puntilla al complejo, que ya solo espera la fecha de su derrumbe total.


Otra de las entradas


Como ya hemos mencionado, el número de moldes es tan elevado, que hay algunas salas que son casi inaccesibles, ya que forman grandes e inestables montañas de escombros. Esta acumulación demuestra la gran producción que los hermanos Inglés llevaron a cabo entre los muros del enorme caserón. 

Años atrás, el número de piezas fue muy superior, ya que los expolios fueron constantes debido a la fama y el precio al que se cotizaban las muñecas. De hecho, las muñecas y figuras de la marca siguen cotizando en niveles altos en los mercados de segunda mano. 

Por otro lado, no son pocos los amantes del misterio que han visitado el lugar, incluso el programa "Cuarto milenio" llevó sus cámaras al edificio en busca de lo paranormal. Parece que unir el miedo con las muñecas todavía funciona, y no son pocos los testimonios que aseguran que los acontecimientos que se producen en el interior de sus muros exceden los límites de la cordura. 


Exterior de la fábrica

Tal vez, lo más misterioso del enclave y de esta historia es el resorte que nos hace relacionar un objeto diseñado con el propósito de entretener con el terror más absoluto. Tal vez deberíamos plantearnos cuando un muñeco abandonado deja de ser "dulce" para convertirse en diabólico. Como ya hemos comprobado en otros espacios mostrados por este blog, no solo un objeto es capaz de desatar el terror de los visitantes. A veces, un simple edificio o estructura genera una sensación colectiva que genera malestar e inseguridad en quien lo visita. 

En el caso de Segorbe, este complejo fue testigo de matanzas y otras crueldades en tiempos de guerra, pero lo que más aterroriza de su historia en una próspera fábrica de muñecas artesanas que hoy en día no funciona. Visto desde este prisma, la mayor parte de las historias tenebrosas que acompañan ciertos lugares hacen que su autenticidad quede en entredicho. Nuestra predisposición y sugestión es capaz de adentrarnos en un mundo irreal en el cual nos dejamos llevar solo por las sensaciones. Esta falacia creada por nuestra propia mente convierte el lugar más apacible en el escenario del mal sin que nos tiemble el pulso. 

La lógica es capaz de desmontar el argumentario de la mayor parte de estas historias de lo paranormal, pero entonces, ¿no es emocionante a veces dejarse llevar por estas historias?.


  • “Donde no hay imaginación no puede existir el terror” 
  • Arthur Conan Doyle